Aprendí que la memoria no borra, esconde. Aprendí que el tiempo no cierra, pero ayuda a sanar. Aprendí a no ser vulnerable cuando dejaste de llamar. Aprendí a escuchar cuando oí tu silencio. Aprendí a pedir perdón cuando me di cuenta del error. Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio y aprendí a llorar cuando me di cuenta de que no valió la pena. Para querer a los demas primero aprendi a quererme a mi misma.
No es tan fácil confiar. Cuando te fallan una y otra vez ¿por qué no te van a volver a fallar? Queremos confiar en los demás, siempre esperamos que nos digan la verdad. La decepción es una de las cosas que más nos lastiman ¿en quién podemos confiar? Nos preocupamos mucho por no fallarle a los demás, por no defraudar su confianza… No defraudar y que no nos defrauden los demás ¿es eso lo único que importa? De chica no querés fallar a los grandes; menos querés que los grandes te fallen. Uno no quiere fallar a la gente que ama ni que ellos te fallen ¿no? Uno no espera que sus seres más queridos le fallen, que un padre, un hermano, tu novio te falle… ¿Cómo lo soportás? Pero el peor de los miedos no es que otros te fallen, el peor de los miedos es fallarse a si mismo.