Aprendí que la memoria no borra, esconde. Aprendí que el tiempo no cierra, pero ayuda a sanar. Aprendí a no ser vulnerable cuando dejaste de llamar. Aprendí a escuchar cuando oí tu silencio. Aprendí a pedir perdón cuando me di cuenta del error. Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio y aprendí a llorar cuando me di cuenta de que no valió la pena. Para querer a los demas primero aprendi a quererme a mi misma.
Hay elecciones, hay caminos, hay instintos. Podes seguirlos o podes cambiarlos. Así es el destino, nos deja hacer sin preocuparse por lo que hacemos, por lo que sabemos, pero lo sabes, él lo sabe. Creemos que elegimos todo el tiempo. Nos enojamos con el destino, lo maldecimos, lo culpamos por nuestros errores. Estamos en un camino lleno de piedras, estamos para fallar, para equivocarnos, pero al final, tendremos que comprender.A veces, huyendo del destino, vamos hacia el ¿Qué es el destino? ¿Hay que aceptarlo? ¿Estamos destinados? o ¿Es la consecuencia de nuestras decisiones y errores? ¿Si avanzamos o retrocedemos? ¿Si amamos o odiamos? ¿Si nos hundimos en la guerra o nos salvamos en la paz? Creo que asi se va haciendo eso, que nos gusta llamar: destino.